Aún recuerdo, muy cercano a mi mayoría de edad, aquel programa de música que emitían los domingos por la mañana allá a primeros de los 90 llamado «La Quinta Marcha». Quinta marcha que en breve podremos cambiar en nuestras flamantes motovespas por un radiocasete estéreo para escuchar algo de música mientras vamos por las magníficas, grandisimas y anchisimas autovías a 110/100 Km/h o menos.
Se hace muy difícil ir a una velocidad constante sin estar el cincuenta por ciento del tiempo mirando el velocímetro o el cuenta-vueltas. Truco: “voy en cuarta con el motor más revolucionado y al menos noto las vibraciones, y no las tengo que mirar”.
Pues con tanto mirar el cuenta vueltas, el velocímetro, los carteles, los radares y pasar por delante de ellos 40 km/h más lento de lo marcado, e ir cantando y bailando para mantener los ojos abiertos; si me preguntáis que había a los lados de las autovías por las que he pasado, os diré que posiblemente manadas de tigres y leones dispuestos a comerse al que levantase los ojos del 110 de mi velocímetro. Por lo que elegimos durante buena parte del trayecto otros “caminos curvilíneos” para descansar de tan buenas redes de comunicación de que disponemos en este país y mantener los ojos bien abiertos prestando un poquito de atención a la carretera. Resultado:
- Once horas de viaje para hacer los escasos 700 km en línea recta en casi 900 con curvas.
- Desgaste homogéneo de mi rueda ya que en autovía no cogía temperatura y en carretera se desgastaba por igual.
- Escasa utilización de la quinta marcha (no he hablado de la sexta, no merece la pena ni nombrarla).
- Si alguien me dice que cierre los ojos y le dibuje de memoria y manteniendo los ojos cerrados el velocímetro de mi moto se lo hago a escala y en colores.
- Obsesión con el 110, cualquiera dice lo contrario. Aunque no sé para que, porque tan despacio no es que viésemos ocultos los radares, es que les veíamos colocarse y algunos les desmontaban antes de que llegásemos a ellos.
- Mayor consumo, por tener que llevar la moto en una marcha inferior más revolucionada para que mis dos cilindros golpeasen continuamente mis partes nobles y mantuviese el cuerpo alerta.
- Y por supuesto con el precio de la Gasolina 98, por no darle garrafón a la niña, considerable gasto en combustible.
Supongo que el gobierno este consiguiendo que se ahorre más ya que así no merece la pena salir de casa.
Lo favorable, conseguí mi mayoría de edad Jerezana (la plena juventud), 18 añitos sin faltar a la cita y como regalo me concedió unos segundos el grandísimo, el inigualable, el insuperable, y por lo visto ahora con más ambición que talento Valentino Rosi “¿que sabrán lo australianos de canguros?” Que vamos a decir de San Rosi, si no es por él lo que nos hubiésemos aburrido el domingo.
Esta mayoría de edad para mi supone un paso adelante en mi condición de piloto, de piloto de terraza, estoy consiguiendo hacer 6.000 km al año, yo creo que alguien me coge la moto por las noches para hacerle kilómetros. El año pasado: una bajada a Jerez, un viaje a Asturias, un viaje a la Sierra de Bejar, una tanda de circuito y 3 viajes de larga distancia de casa a la oficina. He conseguido convertirme en el motero que cuando tenía 20 años miraba con cara de envidia diciendo “vaya moto y vaya chavalitas lleva el abuelo ese”, a lo de la moto más o menos he llegado, lo de las chavalitas ya lo he superado.
Como ha cambiado Jerez en 18 años, la primera vez que fui pensé que habían metido a todo el país en aquella fiesta, todo el mundo en la calle, los bares llenos, el circuito al que se accedía por caminos a reventar. En la actualidad lo único que se llena es el circuito, las casetas de refrescos y bocatas están vacías y la gente utiliza gorras de Crivi y Sete en vez de crema que es más barato y hay que amortizarlas. Creo que no he visto ni una moto con la matricula empezando por “H”, es posible que como la hache es muda y no queda bien en la moto se la salten.
El resto del ambiente Jerezano, cada año mejor, a mi ya hace años que no me gustan las aglomeraciones siempre he sido contrario a fiestas masificadas y aquí va a llegar un año que nos conozcamos todos, nos veremos tomando una por el Puerto de Santamaría y te preguntaran por tu familia, hermanos, trabajo, etc. Es increíble nos volvimos a encontrar con los de siempre, aunque en todos los grupos había habido deserciones importantes por la dura crisis. La gente por fin bebe menos, te pides una copa y te ponen un municipal al lado hasta que te acercas a la moto que te hacen soplar, se fuma menos aunque esto no sé a que se debe, se llega antes a casa porque los bares están tan vacíos que hay más camareras que gente y te ahorras una pasta en Espidifen ya que las resacas han dejado de existir.
De todos modos no me extraña que esto sea así, nosotros que hemos sido de los más derrochadores ya que estábamos allí el miércoles hemos comido o cenado fuera de casa 2 veces, el resto barbacoa en el jardín, bocatas y agua de dieta (por supuesto mineral que aún podemos) que es muy sano. Esta vez fuimos un grupo reducido, lloramos a los ausentes, les criticamos cuanto pudimos ya que no estaban para defenderse, conseguimos mucho mejor ritmo y fue más fácil controlar al rebaño. Espero que el año que viene no haya bajas.
Si el año que viene seguimos así es posible que me plantee bajar en bici y no me extrañaría llegar en menos tiempo.
V´sss para todos y hasta la próxima.